Había que decir adiós a Italia para enrumbarnos a Londres, salimos a las 9:30 de la mañana y llegamos al medio día a Londres, por tan sólo 31 euros volamos con EasyJet. Londres desde el primer minuto hasta el último que nos fuimos nos encantó, tengo que regresar mientras Dios me lo permita! Sus taxis tan particulares, cabinas telefónicas, autobuses, hasta la vestimenta de sus policías, los cambios de guardia, sus edificios, sus pubs, en fin todo. Visitamos el Palacio de Buckingham, el Palacio de Westminster (Big Ben), algunas iglesias, el Museo Británico, el Museo de Ciencias Naturales, el Puente de Londres, el Puente de la Torre y la Torre de Londres. ¡Y faltaron tantas cosas que ver!
Teníamos planeado ir a Stonehenge, que según nuestros cálculos nos tomaría unas dos horas de viaje (hora y media en tren a Salisbury y media hora más en autobús) pero no contábamos con que los Domingos no hay trenes directos a Salisbury y que eso nos tomaría 3 horas más de lo planeado, por lo cual decidimos no ir y dedicar ese día a Londres. Lo cual tampoco nos disgustó :-D
De nuevo con EasyJet volamos a Madrid, por 35 euros. Por fin nuestra misma lengua :-D. El hostal al igual que en Florencia quedaba en el 5to piso pero de nuevo era un hostal agradable, limpio, cómodo y muy céntrico, justo lo que necesitábamos. Aparentemente todos en Madrid estaban muriéndose de frío, pero no sé si fue que ya nos habíamos salvajemente “acostumbrado” al clima de Berlín y Praga que el supuesto frío con “pingüinos” de Madrid no nos pareció tan frio...
Para no faltar a la costumbre comenzamos a caminar la ciudad: museo del Prado, el museo Naval, la puerta de Alcalá, Plaza Cibeles, Plaza del Sol y compra y compra de souvenirs. Y el día siguiente nos fuimos súper temprano para Toledo, a tan sólo media hora en tren desde Madrid.
Si quieres sentir que estás en un cuento de hadas, tan sólo hay que ir a Toledo, una ciudad que de primera entrada tiene un puente hermoso por entrada, que tiene frente a él una loma con un castillo, y al otro lado una montañita rodeada por una muralla y que justo allí está la ciudad de Toledo. Toledo es para caminarla, visitar sus iglesias, la Catedral de Toledo, conventos, sus museos y comerse uno de sus variados mazapán y luego lamentablemente despertar y saber que hay que irse para prometer regresar.
Luego de un mes de haber salido de nuestro país, ya sentíamos un poco de nostalgia de dejar Europa pero con el buen sabor de boca de haber aprovechado bien nuestro tiempo y haber conocido lo mejor que pudimos de estas tierras.
De nuevo... hacia el aeropuerto, esta vez para volar de Madrid a Paris, de Paris a México y de México a Costa Rica, tamaño viaje!!
¡Hasta pronto Europa!
